El Reiki es mucha veces mal interpretado, ya sea por creencias religiosas o porque simplemente no creen en esta terapia energética.
¿Y cual es la verdad?
Lo cierto es, que en cualquiera de las aseveraciones es cierto. Si crees que funciona, funciona, si crees que no funciona, pues no funciona. Tan sencillo como eso.
Cuando estamos conectados con la fuente mayor, llámese Dios, Divinidad, Universo, Padre Eterno, estamos recibiendo la energía sanadora que nos une en amor. Capaz de crear milagros inexplicables que ante nuestros ojos se presentan.
El Reiki al ser una terapia energética, estamos trabajando con algo que no es tangible, que no se ve, pero si, se siente.
Cuando se da Reiki a una persona que tiene dolores crónicos, usualmente tiende a incrementarse el dolor. Y en este caso la persona puede interpretar que el Reiki lo empeoró, que no sirve, cuando es todo lo contrario, para sanar algo tiene que doler, es parte del proceso. En estos casos yo siempre recomiendo no imponer manos sobre el área del dolor crónico, sino a la parte del cuerpo que este más distante. De este modo, la energía va a ir a donde tenga que ir, y hace su trabajo.
Hoy día hay tantas terapias integrativas que nos ayudan a sanar, a sentirnos bien que cada vez debería haber más de estos terapeutas. Y no solamente trabajamos con personas sino con el planeta, con la sanación del planeta tierra.
Por eso me encanta una frase que circula por internet que dice:
“El planeta no necesita más gente exitosa, sino pacificadores, sanadores, restauradores, educadores, promotores de principios y valores y de hechos humanos. Personas de buena voluntad que se conduzcan con razón y humanismo.”
Te recomiendo que busques más allá de lo que tus ojos ven, de lo que tus oídos escuchan, y de seguro encontraras algo que resuene contigo. Y una vez lo encuentres experiméntalo, y siéntelo.
Namaste!
